Desde hace un tiempo, nuestra sociedad democrática presenta un proceso declinante, relacionado con la concepción de los valores ciudadanos, no obstante la importancia que tienen, están ubicados en segundo termino en relación a los intereses de grupos o los individuales, es decir, devaluados ante las exigencias del YO o el NUESTRO, y por tal, por encima del interés colectivo. Esta actitud de descartar la búsqueda del valor del bien común que, mediante y a través, del convencimiento real de que nos necesitamos, los unos a los otros y que, el apoyo del conjunto, es fundamental para conseguir las metas y objetivos propuestos.
En las luchas sociales los "puentes" son necesarios e indispensables para la unión efectiva, para la convivencia, para la unidad de acción y pensamiento que facilita la búsqueda del bien, porque lo bueno esta dirigido siempre a la búsqueda de la unión. ¡ AL MARGEN NADA Y NI NUNCA !
Hace poco alguien, en una tertulia, califico esta etapa político social que atravesamos, con la siguiente expresión: "HEMOS REGRESADO AL CAMINO DESVIADO, PERO AHORA, ALIENANTE, DESTRUCTIVO, CONSTRUCTOR DE MISERIAS Y CRIMINAL", a ese status hemos llegado, paulatina y progresivamente, sin solución de continuidad.
¿Desde cuando y porque las dimensiones de esta crisis de la democracia, y porque no la avisoramos y menos la reconocimos?
Era clara y detectable, el agotamiento programático, asi como la capacidad de control de las demandas sociales, también una sensibilidad social frente a la ausencia de participación, aumento de la ingobernabilidad y déficit de crecimiento democrático que, acompañados del colapso de los partidos políticos, devinieron en una sistemica naturaleza de la crisis. Lamentablemente todo esto fue sucediendo sin reconocimiento del deterioro del sistema y por lógica, sin intento alguno de rescatar el espíritu de la democracia del avasallante "desencanto que se genera e infunde entre la ciudadanía".
Era necesario imperiosamente desde ese instante, re-inventarnos y prescindir de los conflictos entre las estructuras políticas, restituir los valores originales que fueron distorsionados, desplazados o descartados con creatividad y definición de cambio, definir cual es el lugar equivocado: Democracia y capitalismo, democracia y socialismo, o deslinde político para ir hacia una democracia posclasica con la construcción de: una cultura del trabajo y cultura del civismo que enfrente y destruya los cimientos del populismo y clientelismo político que muchas veces se confunden con el bien común. Era y es importante descartar la dicotomia de los grupos de presión y grupos de interés, para no recaer en los intereses de grupos protegidos y ubicados por encima de las necesidades colectivas. Era la única manera de enfrentar la crisis, pero no se hizo y por ello las opciones de la democracia fueron sustituidas por otras que descartan los valores fundamentales de la Democracia.
Estas son las dimensiones de la crisis del sistema democrático en nuestro país. Ahora estamos o continuamos, controlados por los intereses de grupos que, solo estan consustanciados en la tesis de continuar estando presente, aun cuando sea en algunas parcelas, sin importar las necesidades colectivas
Esta vorágine que presume una tormenta perfecta, la analizaremos en la próxima entrega: " Gobernaciones y Alcaldias para que, con que y para quien". o construir con una nueva visión y superior misión "una nueva democracia" con capacidad de pueblo y voluntad colectiva para llegar hasta la luz que, esta allí y espera su rescate".
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