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Golfredo Dávila: El Estado Comunal, ficción y distracción

 
El Estado Comunal, ficción y distracción
Ing. Golfredo Dávila, de Vanguardia Popular

Hicimos un breve recorrido por el pasado reciente a los fines de argumentar lo expresado en el título:

1. Lo primero que salta a la vista es lo inoficioso que es reabrir un debate sobre la ley de las ciudades comunales, cuando estamos frente a una tiranía mafiosa y criminal que mantiene bajo secuestro a la sociedad y que tiene el control total del país. Acá domina la ley del déspota de Miraflores. Eso es como tratar de prevenir un crimen ya consumado, o pretender curar el cáncer con acetaminofén. 

2.  Todo el período de 2004 al 2012 se justificó todo el esfuerzo por enfrentar el control social por parte del Estado, fueron centenares de escritos por decenas de académicos, intelectuales y políticos advirtiendo al país que habíamos entrado a un proceso de involución jurídico y político, que se había configurado un Estado despótico, hegemónico, militarista y centralista que actuaba al margen de la Constitución Nacional, que socavaba la democracia, causándole la muerte al federalismo, a la descentralización y a la autonomía de los poderes públicos, aunado a la supresión de los poderes intermedios (gobernaciones, alcaldías, poderes legislativos, entre otros). El pueblo rechazó la reforma de la CRBV, pero igual aprobaron las leyes inconstitucionales del “poder popular”; se instituyó el fascismo tropicalizado, al hacer girar la política del Estado en torno a la mentira y la corrupción, al crear grupos mercenarios para agredir a los manifestantes, al criminalizar la disidencia y la protesta, al convertir las organizaciones sociales en cuerpo del Estado y al sembrar el culto hacia aquel caudillo que veía a Venezuela como su cuartel. Pero hoy, con el 85% de rechazo y una sociedad despolarizada, cuyo anhelo es derrotar la tiranía, es un sinsentido rebobinar ese tema, además, la misma Carta Magna nos dice que todo acto que la viole es nulo, al igual que son nulos los actos de la autoridad usurpada, entonces el problema no es una ley, nuestra atención debe dirigirse a la restitución plena de la CRBV.

3. Pero eso no es todo, el régimen, aprovechándose de la bonanza petrolera, desarrolló el plan de saqueo a la Nación jamás visto, para lo cual se sirvió de una estrategia de distracción, que no fue descifrada oportunamente por las fuerzas democráticas. Si bien muchos atinaron en desenmascarar su plan de terror, otros hicieron eco a sus mentiras diabólicas al enfrentar el supuesto socialismo y el “comunismo”, mientras las mafias desarrollaban el capitalismo más salvaje de todos (una cúpula mafiosa que acumula capitales a través del saqueo y la corrupción a costa del empobrecimiento del pueblo); y por otro lado, densos sectores de la población obnubilados y seducidos por los encantos mesiánicos y el verbo encendido del destructor de la patria, apoyaron todas las artimañas que sepultaron por la vía de los hechos, la democracia protagónica y participativa. Para ello se valieron del reparto de migajas a una gigantesca estructura clientelar, que sirvió de mampara para su enriquecimiento ilícito, recordemos la retahíla de inventos e improvisaciones, más de 200 mil cooperativas de maletín, las empresas de la economía social, centenares de círculos bolivarianos, formas organizativas que nacían y morían como por arte de magia, la regaladera por doquier, los militares ocupando todas las esferas del poder, las misiones, los miles de consejos comunales, los consejos de trabajadores, el control de todos los medios de comunicación; un paquete que les sirvió de aderezo para polarizar y dividir artificialmente a la sociedad. En medio de eso surge la farsa del Estado comunal, ahí valía la pena desenmascararlo, pues había que colocarle un muro de contención a las ansias totalitarias del régimen, hacer esfuerzos por debilitar sus estructuras y de aislarlo internacionalmente, precisamente para no llegar al cáncer que hoy padece la Nación. 

4. Con la proscripción de las universidades, que era lo único que la dictadura no controlaba y luego de la quiebra de PDVSA y todo el aparato productivo, de  cientos de obras inconclusas y con la llegada de la ruina, como es natural, desapareció todo ese andamiaje que crearon a costa del despilfarro. Les quedaron los medios para difundir la mentira y los CLAP porque hay hambre. Si tienen la ley antibloqueo con la cual hacen legal todo lo ilegal ¿para qué les puede servir la ley de ciudades comunales? O es para desviar nuestra atención, o se enmarca en una estrategia de lavado de dinero sucio, partiendo de que requerirían importantes sumas de dinero para mantener una nueva estructura clientelar. Allí está el quid del asunto, porque su verdadero plan es robustecer su estructura paraestatal del crimen y la violencia. Si no veamos como alimentaron los pranes, los Coqui, los Wilexi, las mafias del narcotráfico, grupos paramilitares como FARC, ELN entre otros. Ellos reinan en todo lo que signifique mas desorden y anarquía, en ese escenario se hacen más ricos y poderosos.

5. Y si analizamos los conceptos, vemos que Estado comunal une dos palabras opuestas, es como decir dictadura democrática. Estado, aparato de dominio y control, y comuna viene de “comunidad de personas que viven y se organizan de manera autónoma”, en cambio si plantearan una sociedad organizada en comunas, si tendría sentido, o como sucede en muchos países en los cuales comuna equivale a municipio. Ahora bien, un régimen estrictamente comunal pasaría por la supresión de todas las instancias que constituyen el Estado liberal burgués, no sólo es liquidar gobernaciones, alcaldías, diputados, concejales, cosa que de facto ya lo hicieron, sino que tendrían que eliminar el poder ejecutivo y con él la presidencia de la República, ahí si habría coherencia, puesto que la figura presidencial representa el mayor  obstáculo para su implementación. Ello es inimaginable con un usurpador que se cree Luís XIV (1638-1715) dueño de la frase “El Estado Soy Yo”.

En conclusión, aislemos la distracción y enfoquémonos en lo principal que es la unión y un proyecto tendiente a salir de esa excrecencia parasitaria y mafiosa incrustada en el cuerpo de la Nación. No pongamos a depender nuestro plan de lo que ellos hagan, lo nuestro debe ser organizarnos, articularnos y movilizarnos hasta lograr la liberación.

Ing. Golfredo Dávila, de Vanguardia Popular