Desde que llegaron al poder su objetivo fue acabar con todo lo que funcionaba, con todo lo construido por lo que llamaba Hugo Chávez “la cuarta república”, que no es otra cosa que los años de democracia que experimentó Venezuela antes de 1999. Y esto incluyó la infraestructura hospitalaria y todo lo que tuviera que ver con el sistema de salud, con médicos y todo.
Desde aquella debacle electoral cuando su padre putativo, Fidel Castro, le vendió las misiones como una panacea para hacer crecer su popularidad y les enguacaló a los médicos cubanos como si fueran mercancía, la suerte estaba echada. Misión Barrio Adentro la denominaron, pero sus resultados con un personal poco capacitado no fueron tan efectivos como la publicidad que le hicieron.
Estos pobres esclavos cobraban en dólares una miseria, porque la mayor parte de su sueldo iba para el gobierno cubano. Y aún así, la mayoría accedió a hacer su trabajo, por las causas que fueran. Les daban a los pacientes unas pastillas misteriosas envueltas en servilletas, despachaban a los enfermos graves como si no tuvieran nada. Hay muchas denuncias de aquel entonces y las instituciones que agrupan a los médicos venezolanos las hicieron oportunamente.
Fue el primer golpe a un gremio querido y respetado por todos los venezolanos. Pero los médicos del país seguían ejerciendo en los hospitales, salvando vidas a cada minuto. Si bien es cierto que había escasez de insumos, todavía se podía trabajar. Luego, comenzaron a faltar los esenciales; después, el agua y la electricidad. Y el golpe certero fue aquella homologación de sueldo para todos por igual, con lo que a veces un trabajador de mantenimiento ganaba más que un profesional con dos posgrados y hasta carrera docente.
¿Cómo iban a quedarse trabajando en los hospitales? Además de exponer su vida ante la inseguridad. No se les puede juzgar por haberse ido del país. Son por lo menos 40.000 los que ahora tratan de hacer carrera en otras latitudes. Es comprensible que para ellos sea muy doloroso ver cómo los grandes hospitales en donde se formaron ahora se caen a pedazos.
Indudablemente que la Federación Venezolana de Médicos tiene razón en sus denuncias. Pero hay que aclarar algo que ellos tratan de suavizar. Eso de 80% de hospitales en “cierre técnico” no es cierto. La mayoría tiene las puertas cerradas, no pueden prestar el servicio para el cual estuvieron destinados desde su construcción; no tienen camas en hospitalización, los quirófanos funcionan cuando hay electricidad; no tienen personal, ni médicos, ni enfermeras ni de mantenimiento; no hay gasas ni alcohol, pero tampoco desinfectante para los pisos ni agua para lavar los baños; trabajan con 3% de medicamentos.
No hay que disfrazar la realidad más. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas tiene a Venezuela en el puesto once de la lista de países con mayores necesidades y esta es una de las razones por las que estamos entre un grupo de naciones que están marcadas por conflictos bélicos. Pero nuestra guerra es del gobierno chavista en contra de los ciudadanos.
Síguenos