David Sosa, presidente de la FCU-UCV, y otros 39 compañeros de Voluntad Popular, aseguraron en una carta pública que no pueden seguir "tolerando el régimen sistemático de faltas y malas prácticas". El pasado 19 de febrero otros 100 militantes presentaron en una rueda de prensa en Caracas su renuncia al partido
Voluntad Popular ya no entusiasma a los militantes que en un momento creyeron en Leopoldo López y Juan Guaidó.
La renuncia de David Sosa y de otros 139 militantes del partido Voluntad Popular (VP) en poco más de un mes es otra muestra del desplome que atraviesa el liderazgo opositor venezolano. Lejos de un interinato y de una Asamblea Nacional simbólica, la figura de políticos como Juan Guaidó y Leopoldo López, junto a muchos que los acompañan, ya no entusiasma a los militantes de una de las organizaciones políticas que prometía el cese de la usurpación del régimen chavista.
Sosa, quien actualmente se desempeña como presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV) aseguró en una carta pública, firmada por otros 39 compañeros de Voluntad Popular, que no pueden seguir «tolerando el régimen sistemático de faltas y malas prácticas, el cual se terminó convirtiendo en el día a día del partido».
«Muchas de estas faltas fueron denunciadas, como fue el caso de la renuncia masiva de dirigentes de Caracas, y muchas otras fueron sufridas en silencio en varias de las regiones del país», se lee en el texto. Pero lejos de tomar cartas en el asunto, los dirigentes de VP solo «miraron hacia otro lado mientras se cometen estas injusticias».
El pasado 19 de febrero otros 100 militantes llevaron a cabo una rueda de prensa para renunciar al partido.
«Por mucho tiempo se registraron irrespetos, desconocimientos y segregación a liderazgos políticos y sociales”, dijo en ese momento Javier González, quien fungía como coordinador de VP Caracas.Anuncio mi renuncia a @VoluntadPopular. Fueron muchos años de trabajo y aprendizajes importantes que agradezco. También, muchos los sinsabores. Pero, cierro este ciclo bajo el compromiso de seguir luchando por una Venezuela libre y democrática.
— David Sosa, Presidente FCU-UCV (@DavidGSosaE) March 22, 2022
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La tibia respuesta de Voluntad Popular
En el momento de la renuncia de los 100 militantes desde Caracas, Voluntad Popular emitió un comunicado. Y es que sus integrantes exigieron “elecciones internas amplias, plurales, nominales y justas” para renovar los liderazgos del partido. Según dijeron, hace 12 años VP sí realizaba elecciones internas, algo de lo que solo queda el recuerdo.
El comunicado de VP indicó que para esas fechas se estaba llevando a cabo «una discusión que dará lugar a un proceso de legitimación y renovación de liderazgos». Agregó que era «la oportunidad propicia para dirimir todas las diferencias». Sin embargo, respetaban la decisión por «el carácter voluntario del activismo político». Una respuesta tan pusilánime como el resto de las acciones —o inacciones— que hoy caracterizan a la oposición venezolana.
Los principios esgrimidos desde 2019, cuando Guaidó proclamó su interinato y López lo respaldó, se deformaron al punto que del cese a la usurpación, el opositor —y el resto de partidos políticos— pasaron a una cohabitación con la dictadura y un diálogo en México del que no hubo resultados. Las advertencias sobre estos erróneos pasos vinieron de la organización Vente Venezuela, dirigida por María Corina Machado. La solución definitiva, según la dirigente, pasa por elegir un nuevo liderazgo político.
Oposición atiborrada de deserciones
La renuncia de David Sosa y los otros 139 militantes se extrapola al resto de la oposición venezolana. Muchas de las figuras designadas en puestos claves han dejado su cargo a la orden, con motivos tan similares como el que expuso el presidente de la FCU-UCV. El último fue Julio Borges, excomisionado presidencial para las Relaciones Exteriores, quien considera que el Gobierno Interino debe disolverse.
En el interinato abundan los casos de corrupción y las promesas incumplidas. Monómeros, la filial de Pequiven en Colombia, es otra víctima del mal manejo administrativo. El exembajador de Juan Guaidó en Bogotá, Humberto Calderón Berti, denunció las irregularidades y él, como muchos otros, también decidió distanciarse.
Sosa y los demás firmantes de la reciente carta reconocen la existencia de algunos dirigentes que siguen siendo honestos. Sin embargo, acotan que «no se pueden rescatar las instituciones en Venezuela cuando no cultivas ni respetas los mecanismos institucionales dentro de tu propia organización».
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